Fruto de las inquietudes que compartía con sus compañeros bohemios, realizó el primer viaje a París para experimentar la vida artística parisina. Sin descuidar su relación con Barcelona, Cardona inició su colaboración en revistas artísticas. Publicó por primera vez en El Gato Negro.
Cardona siguió probando técnicas y formatos en la IV Exposición de Bellas Artes e Industrias Artísticas. En esta muestra participó con dos obras: un óleo titulado El mercado (500 pesetas) y un proyecto de cartel acuarelado con el nombre de Labor (50 pesetas).
EL CERCLE ARTÍSTIC DE SANT LLUC
Ese mismo año Cardona realizó un dibujo para la carpeta de ilustraciones que los socios del Cercle Artístic de Sant Lluc donaron al conciliar Josep Torras i Bages, cuando éste los dejó para convertirse en obispo en Vic; fue «una pequeña muestra de un gran afecto de los socios del Círculo Artístich de St. Lluc hacia su Conciliar Rt. Dr. Torras y Bages». Además de Cardona, a esta carpeta contribuyeron los socios fundadores del Cercle Artístic y también varias jóvenes promesas como eran Opisso, Julio González i Pellicer, Pau Roig i Cisa, Torres García y Pere Torné Esquius, entre otros muchos artistas.
LA REVISTA EL GATO NEGRO
El año 1898 marcó el inicio de su colaboración en revistas artísticas, un campo que cultivó durante años. El 26 de febrero publicó por primera vez en la revista El Gato Negro que se editaba en Barcelona —un título que hacía clara referencia al nombre del cabaret de París Le Chat Noir. Un dibujo a media página vertical aparecido en el número 7 de la revista en la sección de «Arte modernista», que llevaba por título La salida de misa, mostraba a una niña de perfil con la mirada lánguida. Esta obra era parecida al dibujo que había realizado para la carpeta de Torras i Bages. Aquel mismo año su participación en El Gato Negro se vería plasmada en 19 ilustraciones. En algunas de ellas se vislumbraba la línea que afianzaría años después en París donde ganó fama dibujando a damas elegantes, disfrutando de momentos de ocio en una gran diversidad de emplazamientos. Otras ilustraciones de motivos vegetales ornamentales iban en la línea de los trabajos que hacían otros artistas para las misma revista y en las que, sin su firma estampada al pie, sería difícil distinguir de cualquier otra mano.
Cardona, instalado en París, siguió colaborando en El Gato Negro en la portada del nº 10, el 3 de septiembre de 1898, sólo tres números después de su primera publicación. En esta ilustración se veía una dama sentada en la terrazas de un café, leyendo el mismo semanario. La portada estaba impresa a tres tintas, en la que se reforzaba cromáticamente la boa y el sombrero de la mujer, en tonos magenta, con el título en amarillo. Fue una de las escasas ocasiones en las que Cardona actuó como rotulista, realizando él mismo el título de la publicación. El nº 16 de El Gato Negro volvió a publicar una portada de Cardona. Representaba un niña Jugando a las mamás que sujetaba una muñeca con una evidente factura académica. Ese mismo modelo infantil fue la misma niña que protagonizó el dibujo para el obispo Torras i Bages y también la de su primera aparición en el citado semanario. En aquel primer año de su colaboración en El Gato Negro aparecieron publicadas 19 ilustraciones de Joan Cardona, incluidas las dos portadas mencionadas.
PARÍS
Debemos suponer que, en la primavera de 1898, Cardona ya estaba en París. Fue entonces que Opisso —que por entonces trabajaba como delineante de Gaudí— le visitó aprovechando que el arquitecto estaba fuera de Barcelona, ocupado en la inspección de las obras de un proyecto. Según explica en sus memorias:
«(…) una temeraria y audaz escapatoria de una semana a París y en donde el laureado pintor Juan Cardona me vino a recibir en la estación Quai d’Orsai y que una vez llegado a la Ville Lumière, recorrí durante aquellos seis días todos los ámbitos de dicha capital, y en uno de los paseos cotidianos que hacíamos por la ancha avenida del Bois de Bologne y siendo yo acompañado de los dos artistas Juan Cardona, pintor, y José Cardona, escultor, lo cual dicho sea de pasada en aquella época en París cantaban el bacalaco, como diría el insigne José Pla (…)».
La «pandilla» de Els 4 Gats sabían de la vida artística parisina, vía revistas como Le Rire. Partiendo de este relato situamos dos obras que pertenecen a este primer viaje, publicadas ambas en la revista Hispania, en 1902, son Bretona y Cabeza de bretona, siendo esta última la portada del 15 de diciembre.
El relato de Opisso proseguía de la siguiente manera:
«(…) vimos acomodados en carruaje abierto la diminuta figura de Toulouse-Lautrec, acompañado del pasear su vestir circunspecto. Aquel hombrecito que me había hecho sentir durante seis años de mi primera juventud (entonces yo tenía 19 años) tantas emociones y deleites con sus singulares dibujos y sus maravillosos carteles. Iba yo del brazo de mi cuñado el pintor Juan Cardona, acompañado a la vez por el intérprete de los Tribunales del Sena «Mesié” [Monsieur] Constantin de la Tour, cuñado a la vez de Cardona. Íbamos paseando por la avenida de la Etoile cuando vimos llegar a en carruaje descubierto, del que se apearon un señor muy pequeñito acompañado de una señora muy digna, que supuse que sería su madre. Monsieur de la Constantin después de saludarlos nos presentó tan singular pareja, estrechándonos las manos amicalmente. Era el gran Toulouse y su señora madre.»
Opisso, al igual que el resto de compañeros de Els 4 Gats pensaba que:
«para mí no había gloria sino bajo el cielo de París. Solo se llegaba a la plenitud del triunfo cuando se lograba fama y laureles de los franceses. ¡Qué ilusión!».
En otro párrafo detallaba aspectos cotidianos de aquellas primeras modas efímeras encaranadas por las cocottes con los dedos atestados de anillos, las artistas de varietés como contorsionistas, la mujer serpiente… un ambiente femenino dedicado al espectáculo y al placer visual —y no sólo— de aquellos asistentes a la bohemia parisina:
«Las mirábamos con los ojos casi magnetizados, ellas al verlo se ponían a reír y sin mostrar ningún interés a nuestra curiosidad de patán o de payés (…) Pues bien, ésta me la encontré en el “Bal Tabarín” de Montmartre, me reconoció enseguida “Oh, la,la!!!! Tiens el premier artiste de Barcelone!!!!! Cardona me dijo que en la cama era una mujer expertísima, mirándola con bárbara lujuria, una fiebre carnal ardía en mis venas y una olor de carne de mujer que se adhería e incrustaba en mis narices, exaltando de entre aquellos finos encajes blancos, cintas de color».
L’ESQUELLA DE LA TORRATXA
Entre las publicaciones catalanes, Cardona publicó su primera ilustración en L’Esquella de la Torratxa, en el nº 1.043, el 6 de enero de 1899, con una composición a media página vertical, en la que, bajo el título de A fer compras! aparecían diversas cabezas de personajes. La composición, fechada en 1898, se caracteriza por el tratamiento del trampantojo, sobresaliendo en prácticamente todo el perímetro los perfiles de muchos de las personajes que aparecían en el dibujo.